Tormenta en el desierto.

Desierto de Sechura  (Panamericana norte, a la altura del cartel rojo de Claro), se entra por aquí a Belisario, allí  te das cuenta que los algarrobos van desapareciendo en el camino, de algunos solo podemos ver lo que fueron. Esto es parte de vivir en el desierto: talar, destruir y vivir .El paranorama es igual camino a El Sauce,3 Cruces, El Barco, Sombrero verde ,San José ,Nueva Esperanza y La Angostura a diferencia que a veces algún algarrobo adolescente se ha salvado del trabajo principal de los pobladores del desierto.

Debo confesar que he deseado muchas veces que la lluvia llegue al desierto. Sería mejor que el camino este asentado por la lluvia, los sembríos empiecen a crecer, que las norias se llenen de agua para todo el año y que los profes puedan tener algo de alivio al regresar a casa (fin de semana) con menos arena en los zapatos.

En los casi 2 años de trabajo en el desierto de Sechura como profesora y junto mis colegas, madres, padres, estudiantes, agentes comunales y comuneros, soñamos con algo de lluvia para el desierto.

Esta vez, a inicios de marzo, nos  falló  el cálculo. La lluvia llegó, dando paso a las tormentas eléctricas que todos los días iluminaban el limite tan delgado entre la Comunidad Campesina de San Martín de  Sechura y Olmos.El rio Cascajal no respeto la línea divisoria que los comuneros tanto defienden. Inundo todo el desierto, destruyo casas, se llevó ganado caprino y las esperanzas de los comuneros.

La voz de alerta la dio Melchor, el agente comunal de Los Pocitos

-"Es un diluvio, profesora,los caminos se llenaron de agua ,las casitas se vinieron abajo, los ríos vecinos El Cascajal y La Leche se unieron y dejaron aislados a todo el desierto.El cielo se viene abajo y solo orábamos para no recibir más castigo" .Hemos tenido que subir a los arboles porque el agua sigue subiendo

Desde Piura y sin poder llegar a Sechura,  llame a mi red de “super amigos” para tratar de ayudar a los comuneros del desierto. Me preguntaba como llegaríamos, cruzar la panamericana norte ya afectada por La Niña y entrar a El Sauce sin saber cómo llegar, ya que la trocha desaparece y aparece según el viento, más las lagunas formadas por las lluvias. ¿Cómo llegar?

Fernando desde Trujillo se contactó con la red de camiones repartidores de una avícola en la zona de  Olmos.No había pase.

El Muni de Sechura, había logrado pasar a Belisario y El Sauce. No había pase por tierra a Los Pocitos.

¿Cómo llegar? La respuesta está en el viento. (B.D)

¡Conseguir helicópteros! Por suerte las redes sociales hicieron  efecto.Logre contactarme con un coronel del ejército que había sobrevolado el desierto. En 2 días llegó cerca a Los Pocitos, dejo alimentos y llevó a mujeres y niños.Melchor  y otros comuneros tuvieron  que regresar con los alimentos y cruzar el Cascajal con todo el peso. Llegaron con algunos raspones y dolor de pecho, por la fuerza del río lambayecano que los quería jalar hacia La Niña.

Las tormentas eléctricas siguieron su extendiéndose por más días, Melchor y  8 familias más seguían resistiendo.

-Profe, da pena ver a tantos niños y niñas llorando por el miedo a los truenos y rayos"

Por el lado del desierto, en 3 Cruces, Hipólito Iñoñan, teniendo gobernador nos informaba:

-"Profe, no podemos salir y necesitamos comprar comida. Se ha cortado la luz, desde la línea de Olmos y no sabemos que hacer"

La situación se tornó más grave, cuando no encontrábamos helicópteros para llevar alimentos y trasladar a los comuneros. Eran pocos y por desgracia el 27 de marzo el río Piura se salió, como lo había predijo, Elvira Castro en 1983 en su poema “Yo soy un damnificau “…“Río facineroso, confianzudazo…me has dejado sin pan y techo…de la noche  a la mañana barriste nuestra suerte…”

La misma suerte corrió Viduque, Simbila, Catacaos, Cura Mori, Pedregal Grande y Chico.La Quinta Ana María y Los Cocos del Chipe, también les barrieron la suerte.

La Pola en la Plaza de Armas de Piura, el  Caballero de los Mares desde su ovalo, el pobre Pizarro de la plaza Tres Culturas. Todos fuimos damnificaus.

Mientras tanto en Melchor nos decía:
-"Por favor que los helicópteros bajen a nuestra comunidad, están pasando de largo y pesar de quemar ropa en las copas de los árboles que quedan, no nos pueden ver.Profesora hay muchas mujeres embarazadas y una de ellas es mi hija, Fiorella, ella está en Canal Norte, es casada con un comunero de Olmos, por favor ayúdeme a sacarla de allí.

El desierto te enseña y más en época de tormentas eléctricas y aislamiento, te enseña a extender los lazos de solidaridad y ayuda mutua. Fiorella logró ser evacuada a Olmos, sola porque el helicóptero priorizo a mujeres embarazadas y niños.Melchor cruzó el Cascajal y el límite de su comunidad Campesina San Martin de Sechura para encontrar a su hija en una posta de salud de Olmos.Padre e hija se vieron después de tantos meses de lluvia y aislamiento.

Desde Olmos y por línea telefónica de siempre, me dijo emocionado: “Ya nació mi nieto, profe. Fiorella está bien y regresamos al desierto”

Al final de abril,un mes para recordar, como dice la canción “Dios santo que bello abril” (F.P) ,Fiorella está con su esposo en desierto de Olmos, Melchor seguirá vendiendo helados en el desierto de Sechura. y llevando un recado para mi nuevo ahijado.

Finalmente un nuevo ciclo de vida para el desierto empieza, ahora más verde que nunca.Se pide semillas para sembrar y manos para trabajar. Todo empieza otra vez.





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